Editorial
Resumen
Al leer los artículos de este número para hacer el editorial me preguntaba ¿Qué necesitan nuestras universidades en docencia, investigación y extensión universitaria para caminar hacia un verdadero espacio de articulación de saberes de la vida, a nivel individual, social, local, regional y universal. A mi criterio necesitan una visión interdisciplinara y en equilibrio entre todos sus erudiciones.
Para ello tenemos que ir a la búsqueda en todas sus funciones como universidad a un equilibrio entre:
• Equilibrio entre el aporte de las diferentes disciplinas.
• Equilibrio entre docencia, investigación y extensión universitaria.
• Equilibrio entre capital económico, natural y social.
• Equilibrio entre lo local, provincial, nacional, regional y global.
• Equilibrio entre desarrollo económico, equidad social y sostenibilidad ambiental.
• Equilibrio educación y legislación.
• Equilibrio entre ciencia, tecnología e innovación.
• Equilibrio entre los deseos del hombre como biológico, psíquico, social, afectivo, racional.
• Equilibrio entre todos los saberes.
• Equilibrio entre educación en las diferentes etapas educativas.
• Equilibrio educación en valores y virtudes.
• Equilibrio entre necesidades a corto, mediano y largo plazo.
• Equilibrio entre investigaciones investigación básica y aplicada.
• Equilibrio entre saberes filosóficos y otras ciencias.
• Equilibrio entre saberes antropológicas, epistemológicos y éticos.
• Equilibrio entre artes y ciencia.
• Equilibrio entre mercado y planificación.
• Equilibrio entre información, conocimiento y sabiduría.
Quizás para lograr todo esto hace falta un intercambio de locura-cordura y entre estudiantes y profesores con un poco de inspiración y otro poco de razón. El tema de la locura-cordura fue evidente en las filosofías de la antigüedad, la filosofía oriental y los moralistas y dejó de tenerse en cuenta con el modernismo al tratar este de dirigir el universo a través de la ciencia, la técnica y el mercado y adaptar las ciencias sociales y la filosofía a este pensamiento. ¿Será llegada la hora de volver a combinar sentimientos de inspiración y razón como pregonaban nuestros predecesores hasta el Renacimiento? Estos pensamientos poseen en común su orientación liberadora de la humanidad para revertir quizás la actual timidez a actuar de modo coherente con los tiempos que se viven.
¡Nuestra Revista está abierta a este debate y a todo aquel que quiera exponer sus ideas en este equilibrio!
Como despedida me agradaría llevar a conceptos poéticos todo lo que aquí he expresado, con la Rima III de Gustavo Adolfo Bécquer titulada Inspiración y Razón, convencidos de que para lograr estos objetivos hace falta un equilibrio entre la tensión constante entre estas dos cualidades, donde el poeta , con su sensibilidad artística, y con toda certeza, concibe a la razón como la luz que guía en la oscuridad, ordena el caos y clasifica los pensamientos opuesto a la inspiración como el estímulo o lucidez repentina que siente una persona para la búsqueda de soluciones creativas a los problemas.
Sacudimiento extraño
que agita las ideas
como huracán que empuja
las olas en tropel.
Murmullo que en el alma
se eleva y va creciendo
como volcán que sordo
anuncia que va a arder.
Deformes siluetas
de seres imposibles,
paisajes que aparecen
como al través de un tul.
Colores que fundiéndose
remedan en el aire
los átomos del iris
que nadan en la luz.
Ideas sin palabras,
palabras sin sentido;
cadencias que no tienen
ni ritmo ni compás.
Memorias y deseos
de cosas que no existen;
accesos de alegría,
impulsos de llorar.
Actividad nerviosa
que no halla en qué emplearse;
sin riendas que le guíen
caballo volador.
Locura que el espíritu
exalta y desfallece;
embriaguez divina
del genio creador.
Tal es la inspiración.
Gigante voz que el caos
ordena en el cerebro
y entre las sombras hace
la luz aparecer,
Brillante rienda de oro
que poderosa enfrena
de la exaltada mente
el volador corcel.
Hilo de luz que en haces
los pensamientos ata,
sol que las nubes rompe
y toca en el cenit.
Inteligente mano
que en un collar de perlas
consigue las indóciles
palabras reunir.
Armonioso ritmo
que con cadencia y número
las fugitivas notas
encierra en el compás.
Cincel que el bloque muerde
la estatua modelando,
y la belleza plástica
añade a la ideal.
Atmósfera en que giran
con orden las ideas,
cual átomos que agrupa
recóndita atracción.
Raudal en cuyas ondas
su sed la fiebre apaga,
descanso en que el espíritu
recobra su vigor.
Tal es nuestra razón.
Con ambas siempre en lucha
y de ambas vencedor,
tan solo al genio es dado
a un yugo atar las dos.
Gustavo Adolfo Bécquer
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